Meg Taylor Morrison, una mujer de 35 años de Atlanta, decidió que estaba harta de esperar al hombre indicado y prefirió casarse con ella misma, en una ceremonia íntima en la que sólo estuvo su familia, por las medidas sanitarias.
Al saber que existían las “autobodas”, no escatimó en gastos y tuvo un hermoso vestidos, su pastel y un anillo, además, leyó votos de amor propio y selló la unión con un beso en el espejo.
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